Durante la realización de un ejercicio, es necesario ingerir entre 100 y 150 ml de líquido cada 10 ó 15 minutos, en función de la intensidad del esfuerzo. La bebida debe estar a una temperatura fresca (alrededor de 15ºC). No hay que incurrir en el error de ingerir grandes cantidades de líquido en un corto espacio de tiempo. El sistema gastrointestinal absorbe el agua a un ritmo máximo de 1 litro por hora, aproximadamente (un poco más para bebidas que contienen una pequeña cantidad de hidratos de carbono y de sales). Cuando se beben cantidades excesivas de líquido, el agua ingerida permanece largo tiempo en el estómago, absorbiéndose luego lentamente. Es el agua que se absorbe y no toda la que se bebe la que será útil para conseguir la adecuada reposición de líquido y alcanzar el óptimo rendimiento deportivo. Una vez finalizado el ejercicio hay que valorar la cantidad total de líquido perdido, que será equivalente a la diferencia entre el peso registrado antes y después de realizar el esfuerzo. Como regla general, se recomienda ingerir 1,5 litro de bebida reconstituyente por cada kilogramo de peso perdido. Si se ha experimentado una reducción del peso superior al 2%, significa que no se ha bebido lo suficiente antes y/o durante la prueba o sesión de entrenamiento.
lunes, 26 de noviembre de 2007
UNA BUENA DESRIÑONADA
Durante la realización de un ejercicio, es necesario ingerir entre 100 y 150 ml de líquido cada 10 ó 15 minutos, en función de la intensidad del esfuerzo. La bebida debe estar a una temperatura fresca (alrededor de 15ºC). No hay que incurrir en el error de ingerir grandes cantidades de líquido en un corto espacio de tiempo. El sistema gastrointestinal absorbe el agua a un ritmo máximo de 1 litro por hora, aproximadamente (un poco más para bebidas que contienen una pequeña cantidad de hidratos de carbono y de sales). Cuando se beben cantidades excesivas de líquido, el agua ingerida permanece largo tiempo en el estómago, absorbiéndose luego lentamente. Es el agua que se absorbe y no toda la que se bebe la que será útil para conseguir la adecuada reposición de líquido y alcanzar el óptimo rendimiento deportivo. Una vez finalizado el ejercicio hay que valorar la cantidad total de líquido perdido, que será equivalente a la diferencia entre el peso registrado antes y después de realizar el esfuerzo. Como regla general, se recomienda ingerir 1,5 litro de bebida reconstituyente por cada kilogramo de peso perdido. Si se ha experimentado una reducción del peso superior al 2%, significa que no se ha bebido lo suficiente antes y/o durante la prueba o sesión de entrenamiento.
miércoles, 7 de noviembre de 2007
ATRAÍD@S POR EL MAR Y LOS MANGLARES
La mirada fija en el arma intacta. Mientras sorbe la leche caliente se fija en la sangre de uno de los enemigos que le cubre las zonas más obvias, piensa que necesita mantenimiento pues se ha trabado algunas veces.
Termina el ritual alimenticio se acerca a ella y la toma con firmeza, pensando en aquello que encontrará a su paso en el campo de batalla. Sale a la calle y un mototaxista le mira con pena, talvez pensado en el S/. 1.50 que deja de ganar.
El frío de la mañana le enfrenta primero, mientras corta el viento que trae sangre del enemigo que sigue ensuciando su arma predilecta, que le hiere los riñones a veces y que su constante masoquismo, amor por el deporte o -el miedo de acercarse mucho al mundo, a la gente-, no le permite dejarle. Son casi uña y mugre, el armazón de hierro es casi una extensión de sí misma.
Piensa en lo mucho que ha comido hoy y los músculos de sus piernas frenéticos se aferran a los dos gatillos con esperanza, avanzando más y más rápido, mientras el zumbido cada vez más agudo del jebe rozando el asfalto le acaricia los oídos.
Aprieta el arma, se suspende sobre ella y dispara cada vez más rápido, sintiendo como el calor baja hasta sus piernas cual ácido, la respiración se acelera y sólo piensa en la ruta que se había trazado, pasa por su mente la carretera, los algarrobos, piensa en la peligrosa intersección en cruz de la ruta a Catacaos, pero no tiene miedo, se imagina a los manglares espesos esperándola – el final de su recorrido -, y sonríe.
Sus compañeros le acompañan, un vasco cabellos ensortijados y una rubia casi al pomo cooperante recién llegada, sus buenos amigos, grandes colegas del “Club de la Langosta” (es porque devoran todo lo que está a su paso).
Adelanta un burro mientras juega con sus amigos a hacer cadenas. A veces adelanta, algunas se atrasa, pero la ruta sigue. Contando chistes se les acerca Simbilá, famosa por los orfebres hacedores de ollas, y artículos de arcilla, toman fotos a lo maromero/a –pedaleando, con las manos en la cámara-
Las mujeres les miran extrañadas, los chicos avezados les silban.
Siguen su ruta, han llegado a Catacaos, siguen de largo esquivando combis y ticos apuraditos en búsqueda de nuevos pasajeros, mientras, ella les sirve de guía turística, indicando dónde queda cada sitio, y hacia donde conduce cada ruta que sale a su paso. Es así que como una visión la Iglesia de Ñarihualac -asentada sobre el único cerro en el radio de varios kilómetros- les mira de lejos, lo que a ella le recuerda la vieja imposición del catolicismo sobre las bases socioculturales y religiosas de sus antepasados/as. Le comenta a los pedaleantes sus pensamientos mientras intenta beber a sorbos un poco de agua.
El sol piurano les es favorable, se esconde un poco para no rostizarles -cosa que no se puede decir el padre viento-, a quien ella entre bromas le improvisa un ritual con las manos hacia el cielo, clamando piedad mientras a lo lejos se ven las primeras casas del siguiente pueblo: La Arena.
Las casas de la misma estructura en casi todos los pueblos: techos de calamina, paredes de ladrillo las del centro de la ciudad, o quincha en los alrededores, lo mismo de la gente. Coloridos vestidos las mujeres, camisas con bolsillo, pantalón oscuro o “blue jean” los hombres, pero siempre con las cabezas cubiertas porque en los desiertos es casi casi obligatorio, el sol no perdona.
Siguen andando, con las camisetas del club -donadas por una ferretería- bastante sudadas, se les baja una llanta en el camino, bajan a inflarla, tomando fotos a cuanta cosa “rara” se les cruzara, bien podría ser dos perros/as teniendo sexo como un letrero inmenso con “horrores” ortográficos; dos niñas cargando agua o un anciano quemando descansando en la puerta de su casa. Así es como ya a 40 kilómetros, dos horas de recorrido y tres botellas de agua bebidas, al fin se topan con el letrero que reza:
Vice CAPITAL REGIONAL DEL MANGLAR BIENVENIDOS A LOS MANGLARES SAN PEDRO Santuario Regional de Piura.
Mucha alegría… hasta ahora.
Doblar a la derecha y seguir ahora con toda la ira del padre viento poniendo más peso a los pedales -por la brisa del mar cercano-, pero por un camino de trocha, se adentran con muchas ganas de tocar playa, como si el mar fuera un imán que les atrae. Ahora renovados/as por la emoción, toman sus armas con más fuerza, la arena que se une al ritual bailarín del viento en remolinos pequeños se les mete en los ojos, pero están alegres.
Les toma 45 minutos ver algunas ramitas del mangle, algo grisáceo en esa zona, doblan nuevamente a la derecha y como hubiera sido parte de un reto ya no hay viento ni arena ni pedales pesados y sin el ruido de éstos en sus oídos. Ahora es sólo el mangle, el mar, las pequeñas olas de esa zona, la brisa, el rico sol, las gaviotas, garzas y otras aves… ¡y el fresco dándoles a la cara!: es la gloria, el paraíso, a ella le recuerda que había leído un artículo mencionando que el Edén quedó en Piura, pensó que no se equivocaban.
Ahora por la espesura de la arena arrastran las seis ruedas un poco más, en dónde las olas son grandes, pasando la duna cercana. Comida no hay, agua no queda, tienen los bolsillos llenos de dinero, pero no hay tiendas en los manglares, se ríen de este pequeño detalle, azuzada esa risa por el hambre ahora carcajean. Los demás visitantes, llegados en combis, ticos y ómnibus les miran de reojo pero siguen comiendo.
A intentar comprar un huesito roído sobrante de algún alma caritativa: ¡qué más da!, ya hicieron la ruta, ya llegaron a su destino, ha están en los Manglares.
viernes, 26 de octubre de 2007
Yin y Yang
Ella es algo rara para ser niña: se trepa al árbol de 100 años del corral de su casa como araña, se pone a cantar tocando la batería en parte del tronco con dos ramitas pequeñas, jugar al trompo y a las chapas en la calle.
Le gusta jugar al futbol, juega con sus primos en el patio de aquella casa inmensa que comparten tres familias, juega con las botas militares de su tío Gabriel que le quedan grandes, pero peor es que le pisen los pequeños pies sus primos varios años mayores que ella… va dando puntapiés en las canillas…
Con su mejor amigo arman expediciones al corral del árbol de los 100 años, inmenso, aprovechando que los/as mayores trabajan, se meten en el cuarto de los periódicos, construido por su bisabuelo, un fallecido maestro albañil amante de la lectura, casi todo el cuarto estaba lleno rumos de casi dos metros, semejaba al cuarto de rescate de Atahualpa
Cogen grandes fajos de estos –algunos datan del 1800-, para tapizar paredes y pisos de la nueva casa construida con el armazón de una mesa vieja.
Su mejor amigo y primo también era algo distinto para ser niño: no le gustaba lo de trepar al árbol, no le gustaba lo del fútbol y prefería jugar a la pasarela de modas, pero se la pasaba muy bien con ella.
Jugaban a los/as hermanos/as huérfanos, ella salía a buscar leña y comida para el sustento y él se quedaba cocinando a su espera. Eran como en los cuentos muy felices.
Había que seguir la norma, que nada se gana con luchar contra los standares.
Mas cuando ella tenía 8 años le tocó las tetas de puro impulso a su amiga de 15, a él lo cortejaba el mejor amigo de su hermano… y les gustaba el asunto. Pero qué era esa culpa que sentían ambos/as, qué era eso que les iba oprimiendo el pecho como por el mismo instinto??
Ellos/as siguen creciendo… en miles de niños y niñas en el mundo, a quienes se les reprime los gustos y sentimientos, y tienen aprender a manejar este carro de sentir e intentar hacer feliz al resto sobre la marcha, con el carro andando.
Él ahora está casado… con un chico y vive en el extranjero pues: en este país de mierda la gente nunca nos aceptará, para qué luchar por eso!
Ella prefiere el camino largo, se queda, se enamora y acompaña de una hermosa no estereotipo mujer, viven juntas e intenta hacer de esta su vida bastante visible pues sí cree algo en este país “de mierda”.
jueves, 25 de octubre de 2007
LUCIERNAGA
Recuerdo su rostro cuando llegué la primera vez al salón cara redonda, ojos grandes y cabello ondulado recogido en cola con rulitos cayendo por las sienes, me encantó, pero no entendía por qué.
Pronto -al día siguiente- nos hicimos enemigas por esas cojudeces de churres adolescentes y locas y con tendencia a bandas organizadas de a tres, cuatro o más.
Pero por esas cosas de la vida en una parrillada conocí a un un pata simpático que pronto se hizo mi enamorado, resultando ser su hermano.
Entonces fue mi oportunidad para acercarme a conocer un poco más a la "cuñada", y entre charla y charla nos hicimos amigas, yo estaba encantada con ella, era algo introvertida pero conmigo conversaba mucho.
Nos sentamos juntas por mucho tiempo, a veces me veía a mi misma como muy torpe por acercarme demasiado, temía aburrirla pero era inevitable: era la voz más tierna al hablar y los brazos más seductores cuando me abrazaba diciéndome que yo era su mejor amiga.
Recuerdo que iba por las tardes continuamente a visitarla cosa que no llamaba la atención, pues hasta ella estaba convencida que era un pretexto para verle al hermano (jaja). Y me quedaba mirándola a veces sin decir nada, ella tomaba mi rostro y me preguntaba: ¿qué te sucede mi amorcito?, haciendo que mi cuerpo cambiara a estado gaseoso y volara, es increíble, parecía que veía pajaritos. jaja
El enamorado no duró mucho pues además pronto ella se vino a Piura a terminar el colegio y casi me muero, lloraba siempre a solas, pero jamás ni antes ni después que se fuera me pude responder¿por qué?
...Ahora, luego de varios años sé que mi primer amor tiene rostro de mujer y manos de seda, sonrisa pícara, ojos grandes y cuerpo de ensueño.
Le volví a ver luego de años, ella casada, y ya algunas chicas habían pasado por mi vida, le confesé ese mi amor viejo atropelladamente, como sin mucha trascendencia.
Sonrió, y me dijo que estaba loca, y nada más, me fui del lugar y no la he vuelto a ver desde entonces.
Y se quedó allí, esos amores se quedan como en otra dimensión, que camina paralelamente, y que a veces -como ahora- regresan para darnos pequeñas alegrías.
"Cuenta una vieja historia, que a pesar de todo algunas cosas quedan, los momentos vividos, recuerdos que van a quedar, en lo profundo del alma"
miércoles, 10 de octubre de 2007
REBELDIAS LESBICAS
Ser lesbiana en un mundo donde la heterosexualidad con todo su carga cultural, social y política se impone como natural y todo lo que escapa a este estándar y su orden es lo otro, lo raro, lo anormal; es más duro que ser gay.
Porque mientras hasta hace algún tiempo para los gays el tema era simple: que se acepte las relaciones homo eróticas, pero dentro de este marco de heterosexualidad. Para nosotras no sólo es que nos dejen entrar en paz a la cama, sino en la vida entera sin cuestionamientos sobre lo que las mujeres podemos o no podemos ser o hacer por ser mujeres, como extensión del varón. Es romper con ese sistema patriarcal que nos ve como desvalidas hasta de cerebro. Ese sistema que en algún momento le llamó “apagón” a nuestras relaciones sexuales.
Ser lesbiana no es sólo amar a otras mujeres, es decir sí a la autonomía del cuerpo, es la necesidad de buscar formas de vida más equitativas, porque los referentes que teníamos hasta entonces como que no nos convencían, uno donde la negociación prime a la hora de la toma de decisiones. Ser lesbiana, es de por si ser rebelde.
El 13 de octubre se ha declarado como el día de las rebeldías lésbicas, para hacer visible la lucha diaria, personal y colectiva en contra de la discriminación y la lesbofobia que nos violenta de forma sistemática, hasta con el silencio.
Y ya que menciono el silencio, el más claro ejemplo en nuestro país: LA LIO, documento que a su aprobación ha generado debate porque escandalosamente se obvió a las mujeres lesbianas, no mencionar la discriminación por orientación sexual es negarnos.
Creo entonces que hay que manifestarse al respecto, creo que todas estamos de acuerdo en que si no nos incluye, esto tendría que revertirse –no hace falta tanta universidad para entenderlo-, pero no hay que olvidar los procesos de incluso nosotras mismas para no herir, avasallar mentes, y/o aplastar singularidades. Porque tenemos intereses comunes, y la LIO no nos incluye porque la lesbofobia, transfobia y homofobia impera, porque la doble moral generalizada también está en el Congreso y porque el colectivo LTGB peruano algunas veces llega a niveles bajos de concertación y tolerancia y da la impresión de baja fuerza interna.
La rebeldía tiene que ser contra el sistema que genera el machismo, las desigualdades y la lesbofobia, transfobia y homofobia contra el Estado y quien tiene en sus manos aparentemente la última palabra en lo que a leyes respecta; no contra nosotras mismas, hay que rebelarse revolucionariamente, no reaccionariamente.
Rebelémonos entonces contra toda forma de discriminación que soslaye nuestros derechos, intereses, deseos, que nos limite y corte nuestras alas. Me rebelo contra la mirada acusadora, contra el silencio que intenta esconderme, contra los intentos por meterse en nuestras conciencias para generar autoculpa.
Me rebelo contra el protocolo obsoleto de los ginecólogos y me rebelo a favor de la barrera de latex.
Me rebelo a favor del/la niño/a que queremos criar, pero también a favor de a quien no le hace falta perpetuar sus genes. Me rebelo a favor de la autonomía de mi cuerpo que no brotó de una costilla ajena y me rebelo a favor del mundo que a diario, con trabajo ordenamos.
lunes, 8 de octubre de 2007
LA BATALLA
Tomando el blog luego de mucho tiempo, lo reinaguro con un relato que tiene toda la influencia de la era Huamanripa, que se extiende sobre las mentes y dedos ávidos como la sangre misma, espero les guste.
La mirada fija en el arma intacta, mientras sorbe la leche caliente se fija en la sangre de uno de los enemigos que cubre sus zonas más obvias, piensa que necesita mantenimiento pues se ha trabado algunas veces.
Termina el ritual alimenticio se acerca a ella y la toma con firmeza, pensando en aquello que encontrará a su paso en el campo de batalla. Sale a la calle y un mototaxista le mira con pena, talvez pensado en el S/. 1.50 que deja de ganar con competencia.
El frío de la mañana le enfrenta primero, mientras corta el viento que trae sangre del enemigo que sigue ensuciando su arma predilecta que le hiere los riñones a veces, y que su constante masoquismo o -el miedo de acercarse mucho al mundo-, a la gente, no le permite dejarle, son casi uña y mugre, el armazón de hierro es casi una extensión de sí misma. Piensa en lo mucho que ha comido hoy y los músculos de sus piernas frenéticos se aferran a los dos gatillos con esperanza, avanzando más y más rápido, mientras el zumbido cada vez más agudo del jebe rozando el asfalto le acaricia los oídos. Divisa a lo lejos al peor de los enemigos, aquel que le traiciona la mitad de las veces, le da su mirada verde preambular esa que a la distancia le asegura que pase lo que pase no podrá disparar, impondrá su democracia (sospechosa democracia piensa ella) y le frenará las ganas de disparar cuando el ojo rojo se abra amenazante. Esta vez no me ganas… aprieta el arma, se suspende sobre ella y dispara cada vez más rápido, sientiendo como el calor baja hasta sus piernas cual ácido, la respiración se acelera y sólo piensa en aquel ojo rojo que despertará en unos segundos se sienta, se inclina un poco, cierra los ojos y se lanza con todo, esquivando las balas de los que van por su lado disparando con automática, nuevas unas, muy viejas otras pero automáticas en fin… cuando lo abre ya está del otro lado y el ojo rojo acaba de iluminar ejerciendo su autoridad y todos dejan de disparar, alguno no lo hizo a tiempo y se gana una mentada de madre… ella sonríe mientras el corazón late aceleradamente, ha dejado de pedalear y ahora sólo goza de ese sonido de jebe rozando la pista que es música para sus oídos, canta un poco…no siempre le gana, pero ya mañana se volverán a encontrar.