lunes, 26 de noviembre de 2007

UNA BUENA DESRIÑONADA

Esta persona, casi no llega ayer a la tortuga en bicicleta
primero: pensé que eran tan solo 10 km desde Paita hasta allá... error, eran 22km.
Segundo: me había quedado el día anterior desde las 12.00am hasta las 3am de la mañana bailando moderadamente y tomando... calculo yo dos cervezas como máximo.
Tercero: como dice la canción:"todo estaba bien... pero llegaste tu...". Hasta llegar al peaje de Paita en pista, 54 km...bacán. Pero, el camino a La Tortuga de trocha, pronto se volvió el camino a la tortura, o mejor dicho, la tortura misma, era algo así como 18km de calaminas interminables, osea que hemos rebotado miles de veces. Los 4 restantes o eran arena que se comía las llantas o piedras que era casi lo mismo que las calaminas interminables, ni las bajadas nos favorecían, porque con la velocidad intensificaba los saltitos.
Cuarto: (y lo más importante), he llevado para los casi 80 kmtrajos menos de un litro de agua. GRAN ERROR.he tenido una inflamación de riñones triunfal...
He encontrado esto en internet. Ahora que me he preocupado del asunto, porque hacer deporte no es dañino carajo, eso está claro... Ahora habrá que tomar algunas medidas.
HIDRATACION
Durante la realización de un ejercicio, es necesario ingerir entre 100 y 150 ml de líquido cada 10 ó 15 minutos, en función de la intensidad del esfuerzo. La bebida debe estar a una temperatura fresca (alrededor de 15ºC). No hay que incurrir en el error de ingerir grandes cantidades de líquido en un corto espacio de tiempo. El sistema gastrointestinal absorbe el agua a un ritmo máximo de 1 litro por hora, aproximadamente (un poco más para bebidas que contienen una pequeña cantidad de hidratos de carbono y de sales). Cuando se beben cantidades excesivas de líquido, el agua ingerida permanece largo tiempo en el estómago, absorbiéndose luego lentamente. Es el agua que se absorbe y no toda la que se bebe la que será útil para conseguir la adecuada reposición de líquido y alcanzar el óptimo rendimiento deportivo. Una vez finalizado el ejercicio hay que valorar la cantidad total de líquido perdido, que será equivalente a la diferencia entre el peso registrado antes y después de realizar el esfuerzo. Como regla general, se recomienda ingerir 1,5 litro de bebida reconstituyente por cada kilogramo de peso perdido. Si se ha experimentado una reducción del peso superior al 2%, significa que no se ha bebido lo suficiente antes y/o durante la prueba o sesión de entrenamiento.

Lo bueno de todo esto es que siento mis piernas muy fortalecidas, y he tomado medicina además de hidratarme constantemente, ahora estoy sentada en el trabajo porque no me gusta estar echada en cama...además estoy a gusto conmigo misma, pensé muchas veces en desistir, parar y tomar una combi, pero aún cuando por ratos ni sentía dolor de tanto dolor, seguí adelante, a 5 km por hora, pero llegué, pensaba en muchas cosas, hasta un espejismo tuve jajajaja (vi que una camioneta azul salía de la nada de un lado del camino sobre mi, fue milésimas de segundos creo, pero me hizo reír luego del susto), pensaba en que tengo mucha resistencia, eso me daba valor porque sé que la tengo, luego pensaba que lo que me daba resistencia es mi perseverancia, no siempre hago las cosas que me gustan al mismo ritmo e intensidad, pero si me apasionan las hago.
Pensaba también en los bachecitos estos constantes primero con rabia, maldecía al gobierno de mierda por no hacer carreteras, en el alcalde de Vice que no exigía carreteras, en la gente de La Tortuga que no lo hacía, en Dios que talvez puso las putas piedras.
Luego intentaba ser positiva y me decía: no pienses en ellas... no funcionó, así que se me ocurrió engañar a mi mente y cuerpo diciendo: si en realidad son estimulantes estos saltitos, que rico que se siente!!, eso por supuesto era cuando ya no sentía mis riñones ni dolor de tanto dolor, estaba medio loca por la sed, el calor, el dolor y hasta de vicio empecé a meterme a ratos con vehemencia en las zonas donde había más bachecitos constantes como olas diciéndome a mi misma: ¡¡qué bien que se siente, que rico que se siente!!! jajajajajajajaja.
Es que es para reírse ahora.
Besos, estoy adolorida pero alegre, tengo una ampolla la lado del asterisco.com reventada, pero muy satisfecha, el domingo buscaremos otra ruta... con carretera asfaltada por supuesto y con muuuuuuuuuuucha agua.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

ATRAÍD@S POR EL MAR Y LOS MANGLARES

Esto es como una continuación o mejor dicho, un mejor final, por la mezcla de mis experiencias diarias en bici.

La mirada fija en el arma intacta. Mientras sorbe la leche caliente se fija en la sangre de uno de los enemigos que le cubre las zonas más obvias, piensa que necesita mantenimiento pues se ha trabado algunas veces.
Termina el ritual alimenticio se acerca a ella y la toma con firmeza, pensando en aquello que encontrará a su paso en el campo de batalla. Sale a la calle y un mototaxista le mira con pena, talvez pensado en el S/. 1.50 que deja de ganar.
El frío de la mañana le enfrenta primero, mientras corta el viento que trae sangre del enemigo que sigue ensuciando su arma predilecta, que le hiere los riñones a veces y que su constante masoquismo, amor por el deporte o -el miedo de acercarse mucho al mundo, a la gente-, no le permite dejarle. Son casi uña y mugre, el armazón de hierro es casi una extensión de sí misma.
Piensa en lo mucho que ha comido hoy y los músculos de sus piernas frenéticos se aferran a los dos gatillos con esperanza, avanzando más y más rápido, mientras el zumbido cada vez más agudo del jebe rozando el asfalto le acaricia los oídos.
Aprieta el arma, se suspende sobre ella y dispara cada vez más rápido, sintiendo como el calor baja hasta sus piernas cual ácido, la respiración se acelera y sólo piensa en la ruta que se había trazado, pasa por su mente la carretera, los algarrobos, piensa en la peligrosa intersección en cruz de la ruta a Catacaos, pero no tiene miedo, se imagina a los manglares espesos esperándola – el final de su recorrido -, y sonríe.
Sus compañeros le acompañan, un vasco cabellos ensortijados y una rubia casi al pomo cooperante recién llegada, sus buenos amigos, grandes colegas del “Club de la Langosta” (es porque devoran todo lo que está a su paso).
Adelanta un burro mientras juega con sus amigos a hacer cadenas. A veces adelanta, algunas se atrasa, pero la ruta sigue. Contando chistes se les acerca Simbilá, famosa por los orfebres hacedores de ollas, y artículos de arcilla, toman fotos a lo maromero/a –pedaleando, con las manos en la cámara-
Las mujeres les miran extrañadas, los chicos avezados les silban.
Siguen su ruta, han llegado a Catacaos, siguen de largo esquivando combis y ticos apuraditos en búsqueda de nuevos pasajeros, mientras, ella les sirve de guía turística, indicando dónde queda cada sitio, y hacia donde conduce cada ruta que sale a su paso. Es así que como una visión la Iglesia de Ñarihualac -asentada sobre el único cerro en el radio de varios kilómetros- les mira de lejos, lo que a ella le recuerda la vieja imposición del catolicismo sobre las bases socioculturales y religiosas de sus antepasados/as. Le comenta a los pedaleantes sus pensamientos mientras intenta beber a sorbos un poco de agua.
El sol piurano les es favorable, se esconde un poco para no rostizarles -cosa que no se puede decir el padre viento-, a quien ella entre bromas le improvisa un ritual con las manos hacia el cielo, clamando piedad mientras a lo lejos se ven las primeras casas del siguiente pueblo: La Arena.
Las casas de la misma estructura en casi todos los pueblos: techos de calamina, paredes de ladrillo las del centro de la ciudad, o quincha en los alrededores, lo mismo de la gente. Coloridos vestidos las mujeres, camisas con bolsillo, pantalón oscuro o “blue jean” los hombres, pero siempre con las cabezas cubiertas porque en los desiertos es casi casi obligatorio, el sol no perdona.
Siguen andando, con las camisetas del club -donadas por una ferretería- bastante sudadas, se les baja una llanta en el camino, bajan a inflarla, tomando fotos a cuanta cosa “rara” se les cruzara, bien podría ser dos perros/as teniendo sexo como un letrero inmenso con “horrores” ortográficos; dos niñas cargando agua o un anciano quemando descansando en la puerta de su casa. Así es como ya a 40 kilómetros, dos horas de recorrido y tres botellas de agua bebidas, al fin se topan con el letrero que reza:
Vice CAPITAL REGIONAL DEL MANGLAR BIENVENIDOS A LOS MANGLARES SAN PEDRO Santuario Regional de Piura.
Mucha alegría… hasta ahora.
Doblar a la derecha y seguir ahora con toda la ira del padre viento poniendo más peso a los pedales -por la brisa del mar cercano-, pero por un camino de trocha, se adentran con muchas ganas de tocar playa, como si el mar fuera un imán que les atrae. Ahora renovados/as por la emoción, toman sus armas con más fuerza, la arena que se une al ritual bailarín del viento en remolinos pequeños se les mete en los ojos, pero están alegres.
Les toma 45 minutos ver algunas ramitas del mangle, algo grisáceo en esa zona, doblan nuevamente a la derecha y como hubiera sido parte de un reto ya no hay viento ni arena ni pedales pesados y sin el ruido de éstos en sus oídos. Ahora es sólo el mangle, el mar, las pequeñas olas de esa zona, la brisa, el rico sol, las gaviotas, garzas y otras aves… ¡y el fresco dándoles a la cara!: es la gloria, el paraíso, a ella le recuerda que había leído un artículo mencionando que el Edén quedó en Piura, pensó que no se equivocaban.
Ahora por la espesura de la arena arrastran las seis ruedas un poco más, en dónde las olas son grandes, pasando la duna cercana. Comida no hay, agua no queda, tienen los bolsillos llenos de dinero, pero no hay tiendas en los manglares, se ríen de este pequeño detalle, azuzada esa risa por el hambre ahora carcajean. Los demás visitantes, llegados en combis, ticos y ómnibus les miran de reojo pero siguen comiendo.
A intentar comprar un huesito roído sobrante de algún alma caritativa: ¡qué más da!, ya hicieron la ruta, ya llegaron a su destino, ha están en los Manglares.