viernes, 26 de octubre de 2007

Yin y Yang


Esta es la historia de una niña que tenía por compañero de juegos y mejor amigo a su primo, de casi la misma edad, viven juntos/as
Ella es algo rara para ser niña: se trepa al árbol de 100 años del corral de su casa como araña, se pone a cantar tocando la batería en parte del tronco con dos ramitas pequeñas, jugar al trompo y a las chapas en la calle.
Le gusta jugar al futbol, juega con sus primos en el patio de aquella casa inmensa que comparten tres familias, juega con las botas militares de su tío Gabriel que le quedan grandes, pero peor es que le pisen los pequeños pies sus primos varios años mayores que ella… va dando puntapiés en las canillas…
Con su mejor amigo arman expediciones al corral del árbol de los 100 años, inmenso, aprovechando que los/as mayores trabajan, se meten en el cuarto de los periódicos, construido por su bisabuelo, un fallecido maestro albañil amante de la lectura, casi todo el cuarto estaba lleno rumos de casi dos metros, semejaba al cuarto de rescate de Atahualpa

Cogen grandes fajos de estos –algunos datan del 1800-, para tapizar paredes y pisos de la nueva casa construida con el armazón de una mesa vieja.

Su mejor amigo y primo también era algo distinto para ser niño: no le gustaba lo de trepar al árbol, no le gustaba lo del fútbol y prefería jugar a la pasarela de modas, pero se la pasaba muy bien con ella.
Jugaban a los/as hermanos/as huérfanos, ella salía a buscar leña y comida para el sustento y él se quedaba cocinando a su espera. Eran como en los cuentos muy felices.

Pero mientras crecían, se iban dando cuenta que no valía más lo felices que eran, sino lo felices que debían hacer al resto. A ella de los pelos le metieron para que no machoneara en la calle con el trompo, a él le sacaron a empujones para que jugara al fútbol en la calle que su padre había sido futbolista y algo suyo debía tener.

Había que seguir la norma, que nada se gana con luchar contra los standares.

Mas cuando ella tenía 8 años le tocó las tetas de puro impulso a su amiga de 15, a él lo cortejaba el mejor amigo de su hermano… y les gustaba el asunto. Pero qué era esa culpa que sentían ambos/as, qué era eso que les iba oprimiendo el pecho como por el mismo instinto??

Ellos/as siguen creciendo… en miles de niños y niñas en el mundo, a quienes se les reprime los gustos y sentimientos, y tienen aprender a manejar este carro de sentir e intentar hacer feliz al resto sobre la marcha, con el carro andando.

Él ahora está casado… con un chico y vive en el extranjero pues: en este país de mierda la gente nunca nos aceptará, para qué luchar por eso!
Ella prefiere el camino largo, se queda, se enamora y acompaña de una hermosa no estereotipo mujer, viven juntas e intenta hacer de esta su vida bastante visible pues sí cree algo en este país “de mierda”.

jueves, 25 de octubre de 2007

LUCIERNAGA

Estudiaba en un pueblito de Piura pa' dentro y cursaba el 4to de media, era recién llegada a este lugar pues mi madre es profesora y fue a trabajar para allá.
Recuerdo su rostro cuando llegué la primera vez al salón cara redonda, ojos grandes y cabello ondulado recogido en cola con rulitos cayendo por las sienes, me encantó, pero no entendía por qué.
Pronto -al día siguiente- nos hicimos enemigas por esas cojudeces de churres adolescentes y locas y con tendencia a bandas organizadas de a tres, cuatro o más.
Pero por esas cosas de la vida en una parrillada conocí a un un pata simpático que pronto se hizo mi enamorado, resultando ser su hermano.
Entonces fue mi oportunidad para acercarme a conocer un poco más a la "cuñada", y entre charla y charla nos hicimos amigas, yo estaba encantada con ella, era algo introvertida pero conmigo conversaba mucho.
Nos sentamos juntas por mucho tiempo, a veces me veía a mi misma como muy torpe por acercarme demasiado, temía aburrirla pero era inevitable: era la voz más tierna al hablar y los brazos más seductores cuando me abrazaba diciéndome que yo era su mejor amiga.
Recuerdo que iba por las tardes continuamente a visitarla cosa que no llamaba la atención, pues hasta ella estaba convencida que era un pretexto para verle al hermano (jaja). Y me quedaba mirándola a veces sin decir nada, ella tomaba mi rostro y me preguntaba: ¿qué te sucede mi amorcito?, haciendo que mi cuerpo cambiara a estado gaseoso y volara, es increíble, parecía que veía pajaritos. jaja
El enamorado no duró mucho pues además pronto ella se vino a Piura a terminar el colegio y casi me muero, lloraba siempre a solas, pero jamás ni antes ni después que se fuera me pude responder¿por qué?
...Ahora, luego de varios años sé que mi primer amor tiene rostro de mujer y manos de seda, sonrisa pícara, ojos grandes y cuerpo de ensueño.
Le volví a ver luego de años, ella casada, y ya algunas chicas habían pasado por mi vida, le confesé ese mi amor viejo atropelladamente, como sin mucha trascendencia.
Sonrió, y me dijo que estaba loca, y nada más, me fui del lugar y no la he vuelto a ver desde entonces.

Y se quedó allí, esos amores se quedan como en otra dimensión, que camina paralelamente, y que a veces -como ahora- regresan para darnos pequeñas alegrías.

"Cuenta una vieja historia, que a pesar de todo algunas cosas quedan, los momentos vividos, recuerdos que van a quedar, en lo profundo del alma"

miércoles, 10 de octubre de 2007

REBELDIAS LESBICAS


Ser lesbiana en un mundo donde la heterosexualidad con todo su carga cultural, social y política se impone como natural y todo lo que escapa a este estándar y su orden es lo otro, lo raro, lo anormal; es más duro que ser gay.
Porque mientras hasta hace algún tiempo para los gays el tema era simple: que se acepte las relaciones homo eróticas, pero dentro de este marco de heterosexualidad. Para nosotras no sólo es que nos dejen entrar en paz a la cama, sino en la vida entera sin cuestionamientos sobre lo que las mujeres podemos o no podemos ser o hacer por ser mujeres, como extensión del varón. Es romper con ese sistema patriarcal que nos ve como desvalidas hasta de cerebro. Ese sistema que en algún momento le llamó “apagón” a nuestras relaciones sexuales.
Ser lesbiana no es sólo amar a otras mujeres, es decir sí a la autonomía del cuerpo, es la necesidad de buscar formas de vida más equitativas, porque los referentes que teníamos hasta entonces como que no nos convencían, uno donde la negociación prime a la hora de la toma de decisiones. Ser lesbiana, es de por si ser rebelde.

El 13 de octubre se ha declarado como el día de las rebeldías lésbicas, para hacer visible la lucha diaria, personal y colectiva en contra de la discriminación y la lesbofobia que nos violenta de forma sistemática, hasta con el silencio.
Y ya que menciono el silencio, el más claro ejemplo en nuestro país: LA LIO, documento que a su aprobación ha generado debate porque escandalosamente se obvió a las mujeres lesbianas, no mencionar la discriminación por orientación sexual es negarnos.
Creo entonces que hay que manifestarse al respecto, creo que todas estamos de acuerdo en que si no nos incluye, esto tendría que revertirse –no hace falta tanta universidad para entenderlo-, pero no hay que olvidar los procesos de incluso nosotras mismas para no herir, avasallar mentes, y/o aplastar singularidades. Porque tenemos intereses comunes, y la LIO no nos incluye porque la lesbofobia, transfobia y homofobia impera, porque la doble moral generalizada también está en el Congreso y porque el colectivo LTGB peruano algunas veces llega a niveles bajos de concertación y tolerancia y da la impresión de baja fuerza interna.
La rebeldía tiene que ser contra el sistema que genera el machismo, las desigualdades y la lesbofobia, transfobia y homofobia contra el Estado y quien tiene en sus manos aparentemente la última palabra en lo que a leyes respecta; no contra nosotras mismas, hay que rebelarse revolucionariamente, no reaccionariamente.

Rebelémonos entonces contra toda forma de discriminación que soslaye nuestros derechos, intereses, deseos, que nos limite y corte nuestras alas. Me rebelo contra la mirada acusadora, contra el silencio que intenta esconderme, contra los intentos por meterse en nuestras conciencias para generar autoculpa.
Me rebelo contra el protocolo obsoleto de los ginecólogos y me rebelo a favor de la barrera de latex.
Me rebelo a favor del/la niño/a que queremos criar, pero también a favor de a quien no le hace falta perpetuar sus genes. Me rebelo a favor de la autonomía de mi cuerpo que no brotó de una costilla ajena y me rebelo a favor del mundo que a diario, con trabajo ordenamos.

lunes, 8 de octubre de 2007

LA BATALLA

Tomando el blog luego de mucho tiempo, lo reinaguro con un relato que tiene toda la influencia de la era Huamanripa, que se extiende sobre las mentes y dedos ávidos como la sangre misma, espero les guste.

La mirada fija en el arma intacta, mientras sorbe la leche caliente se fija en la sangre de uno de los enemigos que cubre sus zonas más obvias, piensa que necesita mantenimiento pues se ha trabado algunas veces.
Termina el ritual alimenticio se acerca a ella y la toma con firmeza, pensando en aquello que encontrará a su paso en el campo de batalla. Sale a la calle y un mototaxista le mira con pena, talvez pensado en el S/. 1.50 que deja de ganar con competencia.
El frío de la mañana le enfrenta primero, mientras corta el viento que trae sangre del enemigo que sigue ensuciando su arma predilecta que le hiere los riñones a veces, y que su constante masoquismo o -el miedo de acercarse mucho al mundo-, a la gente, no le permite dejarle, son casi uña y mugre, el armazón de hierro es casi una extensión de sí misma. Piensa en lo mucho que ha comido hoy y los músculos de sus piernas frenéticos se aferran a los dos gatillos con esperanza, avanzando más y más rápido, mientras el zumbido cada vez más agudo del jebe rozando el asfalto le acaricia los oídos. Divisa a lo lejos al peor de los enemigos, aquel que le traiciona la mitad de las veces, le da su mirada verde preambular esa que a la distancia le asegura que pase lo que pase no podrá disparar, impondrá su democracia (sospechosa democracia piensa ella) y le frenará las ganas de disparar cuando el ojo rojo se abra amenazante. Esta vez no me ganas… aprieta el arma, se suspende sobre ella y dispara cada vez más rápido, sientiendo como el calor baja hasta sus piernas cual ácido, la respiración se acelera y sólo piensa en aquel ojo rojo que despertará en unos segundos se sienta, se inclina un poco, cierra los ojos y se lanza con todo, esquivando las balas de los que van por su lado disparando con automática, nuevas unas, muy viejas otras pero automáticas en fin… cuando lo abre ya está del otro lado y el ojo rojo acaba de iluminar ejerciendo su autoridad y todos dejan de disparar, alguno no lo hizo a tiempo y se gana una mentada de madre… ella sonríe mientras el corazón late aceleradamente, ha dejado de pedalear y ahora sólo goza de ese sonido de jebe rozando la pista que es música para sus oídos, canta un poco…no siempre le gana, pero ya mañana se volverán a encontrar.