miércoles, 10 de octubre de 2007

REBELDIAS LESBICAS


Ser lesbiana en un mundo donde la heterosexualidad con todo su carga cultural, social y política se impone como natural y todo lo que escapa a este estándar y su orden es lo otro, lo raro, lo anormal; es más duro que ser gay.
Porque mientras hasta hace algún tiempo para los gays el tema era simple: que se acepte las relaciones homo eróticas, pero dentro de este marco de heterosexualidad. Para nosotras no sólo es que nos dejen entrar en paz a la cama, sino en la vida entera sin cuestionamientos sobre lo que las mujeres podemos o no podemos ser o hacer por ser mujeres, como extensión del varón. Es romper con ese sistema patriarcal que nos ve como desvalidas hasta de cerebro. Ese sistema que en algún momento le llamó “apagón” a nuestras relaciones sexuales.
Ser lesbiana no es sólo amar a otras mujeres, es decir sí a la autonomía del cuerpo, es la necesidad de buscar formas de vida más equitativas, porque los referentes que teníamos hasta entonces como que no nos convencían, uno donde la negociación prime a la hora de la toma de decisiones. Ser lesbiana, es de por si ser rebelde.

El 13 de octubre se ha declarado como el día de las rebeldías lésbicas, para hacer visible la lucha diaria, personal y colectiva en contra de la discriminación y la lesbofobia que nos violenta de forma sistemática, hasta con el silencio.
Y ya que menciono el silencio, el más claro ejemplo en nuestro país: LA LIO, documento que a su aprobación ha generado debate porque escandalosamente se obvió a las mujeres lesbianas, no mencionar la discriminación por orientación sexual es negarnos.
Creo entonces que hay que manifestarse al respecto, creo que todas estamos de acuerdo en que si no nos incluye, esto tendría que revertirse –no hace falta tanta universidad para entenderlo-, pero no hay que olvidar los procesos de incluso nosotras mismas para no herir, avasallar mentes, y/o aplastar singularidades. Porque tenemos intereses comunes, y la LIO no nos incluye porque la lesbofobia, transfobia y homofobia impera, porque la doble moral generalizada también está en el Congreso y porque el colectivo LTGB peruano algunas veces llega a niveles bajos de concertación y tolerancia y da la impresión de baja fuerza interna.
La rebeldía tiene que ser contra el sistema que genera el machismo, las desigualdades y la lesbofobia, transfobia y homofobia contra el Estado y quien tiene en sus manos aparentemente la última palabra en lo que a leyes respecta; no contra nosotras mismas, hay que rebelarse revolucionariamente, no reaccionariamente.

Rebelémonos entonces contra toda forma de discriminación que soslaye nuestros derechos, intereses, deseos, que nos limite y corte nuestras alas. Me rebelo contra la mirada acusadora, contra el silencio que intenta esconderme, contra los intentos por meterse en nuestras conciencias para generar autoculpa.
Me rebelo contra el protocolo obsoleto de los ginecólogos y me rebelo a favor de la barrera de latex.
Me rebelo a favor del/la niño/a que queremos criar, pero también a favor de a quien no le hace falta perpetuar sus genes. Me rebelo a favor de la autonomía de mi cuerpo que no brotó de una costilla ajena y me rebelo a favor del mundo que a diario, con trabajo ordenamos.

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