viernes, 28 de noviembre de 2008

SIN PALABRAS...

Hola, halagada con este aporte a mi humilde bitácora, presento una historia de amor incipiente escrita por una anónima poeta y lesbiana amiga mía, la muestro aquí y espero les guste.
Yang

...La luna se reflejaba en la celeste piscina, el viento aullaba su soledad y las estrellas que se veían tan cerca susurraban desesperadas su intermitente luz.
El taller duraría 3 días, tal vez como emulando la pasión de Cristo esas 72 horas serian mas que suficientes para que el amor haga su travesura.
Era la mas joven del grupo, también las mas novata en ese tipo de talleres, hizo caso omiso al ruego de su amiga de que no parta, pero el habla florido de la “vasca” las convenció. Así que tuvo que dejarla ir además era algo bueno, concerniente a su profesión y con la vasca no habría problema.
Se reunieron todos los profesores, hombres y mujeres formadores de conciencias que ansiaban una total equidad de género en la escuela.
No necesitaron 3 días, bastó el primero y ya se habían comunicado con ese lenguaje sin palabras que rompe las barreras de los seres que se consideran extraños, es que acaso el amor va mas allá de nuestra naturaleza sensitiva. En sus miradas se lanzaron chispeantes palabras de amor que eran correspondidas sin atender a las palabras de la vasca que dirigía el taller.
Entre risas y miradas de soslayo el tiempo pasó rápido y cupido atravesó sus vidas.
- kiang- dijo la vasca- tú dormirás en mi cuarto.
- Ya, ya, no hay problema- le respondió.
La noche era virgen y ella entendió ese lenguaje sin palabras que solo los amantes puros saben descifrarlo y el amor abortó una caricia hecha tal vez de retazos de felicidad. Sin pronunciar ni siquiera un hola y aprovechando la oscuridad del cuarto sus manos inventaron mil caricias reprimidas.
La vasca que las había perdido de vista y con olfato de europea presintiendo lo inevitable entro intempestivamente al cuarto…las palabras huyeron, no hubo preguntas y rauda así como entro salio de ese templo donde el rito del amor se consumía.
Kiang novata en talleres pero experta en amores volcó todo su amor reprimido que le dejo “la poeta”. Ella novata en amores lesbicos y experta en talleres se dejo llevar por este amor que cabalgaba entre sueños, proyectos, caricias y sabanas mojadas dejando de lado a Morfeo que quería atraparlas.
Kiang despertó a la mañana siguiente envuelta en olores de un amor nocturno que le lleno la cabeza. Ella aferrada a kiang como su puerto estaba entrelazada entre su torso.
-Cuando termine este taller viviremos juntas- le dijo kiang
Si, si- respondió ella- yo te seguiré
La vasca tan luego termino el taller se sentó al borde de la piscina y cavilaba entre sus pensamientos que se atiborraban en su cerebro, ¿que haré? Se preguntaba joder ¿cómo me hace esto la kiang? ¿Qué le digo a Rosalía? ¿Acaso me echara la culpa?
¡Vasca, vasca! – le gritó kiang que la sacó de ese silencio que Queria gritar a los cuatro vientos.
Kiang ¿qué has hecho? Le increpó
Nada vasca, nada
Pero y ¿ella? ¿Estas con ella?
Si vasca, me he vuelto a enamorar
Pero… y Rosalía
No se vasca, creo q estoy confundida
Oye estas con rosalía recuérdalo
Ya no vasca, no puedo dejarla así, me tiene solo a mí.
Kiang le plasmó una mirada perdida entre el amor y confusión
No puedo dejarla- continuo- no puedo
No kiang no te envuelvas, no le amas, ella te ha despertado un recuerdo, un recuerdo que te mata, un recuerdo que ha encontrado una imagen de un amor que te dejó.
No se vasca, no se.
Kiang se perdió entre las palabras que le dijo la vasca y presurosa fue por sus cosas.
Llegó la hora de volver y ahí estaban las 3 y una sombra de duda martilleaba sus cabezas. La vasca miraba a esta pareja que vivía un amor a prisa, sin brújula tal vez pero era AMOR.
El bus llegó a su destino, Rosalía ansiosa estaba en el paradero esperando a su amor que se había ausentado por tres larguisimos días.
Bajaron las tres cruzaronse saludos y kiang sin pena ni gloria presentó a Rosalía ante gleyzi quien sin inmutarse dio el beso de judas esbozando una sonrisa fingida con un apático “mucho gusto”
La vasca cual Pilatos se despidió para dirigirse a su departamento…
Entonces kiang sin ningún gesto de arrepentimiento abrazó a gleyzi despidiéndose fríamente de Rosalía como una extraña….
Rosalía no tuvo palabras presurosa subio a su moto perdiéndole entre el laberinto de los autos…
autora anonima