Por cada día en que amanezco a tu lado, con tus tetas rozando mi rostro adormecido
Por esta forma de vivir que fui construyendo, estos amares, estos rupturas y divorcios diarios que me planteo y ejecuto para ser feliz. Para ir entendiéndome, para ganarme el paraíso de amarte en libertad.
Porque pienso en la que se metió al convento para limpiar su lesbiandad y en la madre lesbiana que no se avergüenza de ello inmediatamente para no deprimirme.
Porque me gusta mi cuerpo tanto como el tuyo, porque mis ovarios y lo que contienen son de mi propiedad.
Porque los orgasmos múltiples son riquísimos y gozo de cada segundo mientras me froto contra tu cuerpo, mientras exploras en mi interior con tus manos.
Porque me gusta besarte en donde me place sin pensar en quien me mira, y es un ejercicio diario para deconstruir mis propios fantasmas, porque me gustan mucho tus besos, en la tranquilidad del cuarto o en el bullicio del ovalo Grau.
Porque me gusta que mi madre me respete sin necesidad de pecharla, porque aunque no se mete en mis rollos, me alienta con su silencio.
Porque me gusta decidir sobre que ponerme siguiendo la última tendencia en moda de mis instintos. Porque me gusta comer lo que me plazca y a la mierda la Barbie si intenta meterse conmigo.
Porque ya no me es suficiente la oscuridad de la discoteca de ambiente para hacerme feliz, esa no es la libertad que quiero.
Porque no me basta las palabras de aliento, quiero leyes constitucionales.
Por todas las tortas enclosetadas y las deschabadas, las de la ciudad, las del campo, las negras, las cholas, las piuranas o tacneñas, por las torteñas queridas, las gordas, flacas o rubias pintadas que les gusta las mujeres.
Por todo esto, me rebelo contra todo lo que intenta matar mi exclusiva forma de ser, lo que intenta meterme en cintura, sobornar mi estilo con palabras bonitas o desorientar mi lesbiandad.
¡Chapémonos en las calles, rebelémonos contra el sistema!
Por esta forma de vivir que fui construyendo, estos amares, estos rupturas y divorcios diarios que me planteo y ejecuto para ser feliz. Para ir entendiéndome, para ganarme el paraíso de amarte en libertad.
Porque pienso en la que se metió al convento para limpiar su lesbiandad y en la madre lesbiana que no se avergüenza de ello inmediatamente para no deprimirme.
Porque me gusta mi cuerpo tanto como el tuyo, porque mis ovarios y lo que contienen son de mi propiedad.
Porque los orgasmos múltiples son riquísimos y gozo de cada segundo mientras me froto contra tu cuerpo, mientras exploras en mi interior con tus manos.
Porque me gusta besarte en donde me place sin pensar en quien me mira, y es un ejercicio diario para deconstruir mis propios fantasmas, porque me gustan mucho tus besos, en la tranquilidad del cuarto o en el bullicio del ovalo Grau.
Porque me gusta que mi madre me respete sin necesidad de pecharla, porque aunque no se mete en mis rollos, me alienta con su silencio.
Porque me gusta decidir sobre que ponerme siguiendo la última tendencia en moda de mis instintos. Porque me gusta comer lo que me plazca y a la mierda la Barbie si intenta meterse conmigo.
Porque ya no me es suficiente la oscuridad de la discoteca de ambiente para hacerme feliz, esa no es la libertad que quiero.
Porque no me basta las palabras de aliento, quiero leyes constitucionales.
Por todas las tortas enclosetadas y las deschabadas, las de la ciudad, las del campo, las negras, las cholas, las piuranas o tacneñas, por las torteñas queridas, las gordas, flacas o rubias pintadas que les gusta las mujeres.
Por todo esto, me rebelo contra todo lo que intenta matar mi exclusiva forma de ser, lo que intenta meterme en cintura, sobornar mi estilo con palabras bonitas o desorientar mi lesbiandad.
¡Chapémonos en las calles, rebelémonos contra el sistema!
¡Soy lesbiana insurgente, y me gustan harto las tortas!
¡FELIZ 13 DE OCTUBRE A LAS TORTAS DEL MUNDO!
¡FELIZ 13 DE OCTUBRE A LAS TORTAS DEL MUNDO!
