lunes, 8 de octubre de 2007

LA BATALLA

Tomando el blog luego de mucho tiempo, lo reinaguro con un relato que tiene toda la influencia de la era Huamanripa, que se extiende sobre las mentes y dedos ávidos como la sangre misma, espero les guste.

La mirada fija en el arma intacta, mientras sorbe la leche caliente se fija en la sangre de uno de los enemigos que cubre sus zonas más obvias, piensa que necesita mantenimiento pues se ha trabado algunas veces.
Termina el ritual alimenticio se acerca a ella y la toma con firmeza, pensando en aquello que encontrará a su paso en el campo de batalla. Sale a la calle y un mototaxista le mira con pena, talvez pensado en el S/. 1.50 que deja de ganar con competencia.
El frío de la mañana le enfrenta primero, mientras corta el viento que trae sangre del enemigo que sigue ensuciando su arma predilecta que le hiere los riñones a veces, y que su constante masoquismo o -el miedo de acercarse mucho al mundo-, a la gente, no le permite dejarle, son casi uña y mugre, el armazón de hierro es casi una extensión de sí misma. Piensa en lo mucho que ha comido hoy y los músculos de sus piernas frenéticos se aferran a los dos gatillos con esperanza, avanzando más y más rápido, mientras el zumbido cada vez más agudo del jebe rozando el asfalto le acaricia los oídos. Divisa a lo lejos al peor de los enemigos, aquel que le traiciona la mitad de las veces, le da su mirada verde preambular esa que a la distancia le asegura que pase lo que pase no podrá disparar, impondrá su democracia (sospechosa democracia piensa ella) y le frenará las ganas de disparar cuando el ojo rojo se abra amenazante. Esta vez no me ganas… aprieta el arma, se suspende sobre ella y dispara cada vez más rápido, sientiendo como el calor baja hasta sus piernas cual ácido, la respiración se acelera y sólo piensa en aquel ojo rojo que despertará en unos segundos se sienta, se inclina un poco, cierra los ojos y se lanza con todo, esquivando las balas de los que van por su lado disparando con automática, nuevas unas, muy viejas otras pero automáticas en fin… cuando lo abre ya está del otro lado y el ojo rojo acaba de iluminar ejerciendo su autoridad y todos dejan de disparar, alguno no lo hizo a tiempo y se gana una mentada de madre… ella sonríe mientras el corazón late aceleradamente, ha dejado de pedalear y ahora sólo goza de ese sonido de jebe rozando la pista que es música para sus oídos, canta un poco…no siempre le gana, pero ya mañana se volverán a encontrar.

1 comentario:

Huamanripa dijo...

Informo que Patricia, la que fue en bicileta a Paita y vio la procesión de las Mercedes, es la misma que la protagonista de esta bonita historia.

ver: http://huamanripa.blogspot.com/2007/09/virgen-de-las-mercedes.html

Esto es un juego de vincular personajes y crear una red de historias sin principio ni fin y con autorias diferentes. supongo que te apuntas al juego, si no gusta la vinculación de un personaje o historia se puede protestar y esa misma protesta va creando una historia. si no te mola el juego avisa y se acaba.