jueves, 25 de octubre de 2007

LUCIERNAGA

Estudiaba en un pueblito de Piura pa' dentro y cursaba el 4to de media, era recién llegada a este lugar pues mi madre es profesora y fue a trabajar para allá.
Recuerdo su rostro cuando llegué la primera vez al salón cara redonda, ojos grandes y cabello ondulado recogido en cola con rulitos cayendo por las sienes, me encantó, pero no entendía por qué.
Pronto -al día siguiente- nos hicimos enemigas por esas cojudeces de churres adolescentes y locas y con tendencia a bandas organizadas de a tres, cuatro o más.
Pero por esas cosas de la vida en una parrillada conocí a un un pata simpático que pronto se hizo mi enamorado, resultando ser su hermano.
Entonces fue mi oportunidad para acercarme a conocer un poco más a la "cuñada", y entre charla y charla nos hicimos amigas, yo estaba encantada con ella, era algo introvertida pero conmigo conversaba mucho.
Nos sentamos juntas por mucho tiempo, a veces me veía a mi misma como muy torpe por acercarme demasiado, temía aburrirla pero era inevitable: era la voz más tierna al hablar y los brazos más seductores cuando me abrazaba diciéndome que yo era su mejor amiga.
Recuerdo que iba por las tardes continuamente a visitarla cosa que no llamaba la atención, pues hasta ella estaba convencida que era un pretexto para verle al hermano (jaja). Y me quedaba mirándola a veces sin decir nada, ella tomaba mi rostro y me preguntaba: ¿qué te sucede mi amorcito?, haciendo que mi cuerpo cambiara a estado gaseoso y volara, es increíble, parecía que veía pajaritos. jaja
El enamorado no duró mucho pues además pronto ella se vino a Piura a terminar el colegio y casi me muero, lloraba siempre a solas, pero jamás ni antes ni después que se fuera me pude responder¿por qué?
...Ahora, luego de varios años sé que mi primer amor tiene rostro de mujer y manos de seda, sonrisa pícara, ojos grandes y cuerpo de ensueño.
Le volví a ver luego de años, ella casada, y ya algunas chicas habían pasado por mi vida, le confesé ese mi amor viejo atropelladamente, como sin mucha trascendencia.
Sonrió, y me dijo que estaba loca, y nada más, me fui del lugar y no la he vuelto a ver desde entonces.

Y se quedó allí, esos amores se quedan como en otra dimensión, que camina paralelamente, y que a veces -como ahora- regresan para darnos pequeñas alegrías.

"Cuenta una vieja historia, que a pesar de todo algunas cosas quedan, los momentos vividos, recuerdos que van a quedar, en lo profundo del alma"

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