viernes, 23 de octubre de 2009

SOBRE LAS VIOLACIONES Y EL ABORTO

La violencia sexual constituye un grave problema de salud pública. La consecuencia a sus víctimas se manifiesta por sentimientos y circunstancias reales de pérdida de autonomía, autocontrol, autoestima, lo que se acompaña de sentimientos de impotencia, desamparo, ira, culpa, depresión y conductas autodestructivas. La víctima de la agresión sexual no sufre solamente el trauma físico sino que además se violenta su libertad y dignidad personal.
Una de las consecuencias es el establecimiento de relaciones de poder en las cuales uno de los miembros crea limitantes a las decisiones que la contraparte puede tener frente a conductas sexuales o al cuidado por el propio cuerpo; una de las manifestaciones de lo anterior es una negociación poco equitativa en el desarrollo de comportamientos sexuales de bajo riesgo. Estas relaciones de poder se caracterizan por irrespeto hacia las actitudes, expectativas y sentimientos relacionados con la vida sexual.
La violencia sexual se manifiesta generalmente por conductas incestuosas (entre familiares), relaciones paidofílicas (a niños pero generalmente a niñas, preadolescentes o adolescentes), imposición de estilos de vida, pérdida de poder en las decisiones que se toman sobre el propio cuerpo y la procreación. Así mismo repercute a nivel laboral, económico y social, produciendo discriminación y dificultad de implementación de actitudes y comportamientos orientadas hacia el autocuidado. El abuso sexual constituye en casos un fuerte pronóstico de prostitución y de consumo de sustancias psicoactivas en la niñez, adolescencia y vida adulta.
Las consecuencias son: Embarazos no deseados (en muchos casos niñas madres), perturbación psíquica, mal estado físico (cuando la violación se efectuó con violencia), infecciones de transmisión sexual, (incluyen el VIH/SIDA), entre otros.
No estoy a favor del aborto, no he escuchado ni he leído nada sobre “el placer que produce abortar” tampoco, pues no creo que para mujer alguna hay cierto lado placentero en el hecho. Pero tampoco creo que deban seguir muriendo miles de ellas que deciden que no están en condiciones ni psicológicas, económicas, estables como para criar hijos/as y menos producto de una violación. No creo tampoco justo que además se nos sancione si decidimos truncar un embarazo que no pedimos ya que bastante tenemos con la mala experiencia de ser vulneradas.
La autonomía es algo que la cultura machista y patriarcal nos niega a las mujeres, cultura que se transfiere a leyes y tiene además partidarios en sectores que no le competen, como las estatales las cuales su función principal es el bienestar de la población sin discriminación, con justicia, equidad.
Y esta negación de autonomía es algo que las mismas mujeres nos terminamos creyendo, aceptando muchas veces cargas que no pedimos, o dejando que otros decidan lo que es mejor aunque no sea para nosotras mismas y aceptamos por complacencia, porque la ley no nos ampara, por sumisión o por miedo a ser juzgadas con el peso de la culpa que la sociedad carga sobre nosotras.
Puedo terminar diciendo que si los hombres fueran quienes se embarazan, pero la cultura machista y paternalista se mantuviera imperante, probablemente el derecho a abortar en condiciones higiénicas y seguras sería una ley.

YANG SANCHEZ FARFAN
Lesbiana Piurana

No hay comentarios: